5 de mayo de 2011

Límites




Estamos acostumbrados a que, cuando tenemos algo seguro queremos notar que eso tiene que estar en continuo avance, mejor dicho, movimiento. No soportamos estar parados. De ahí que cuando se estanque (hasta en lo bueno) queramos que haya riesgo de perderlo, que siga siendo un reto. Conseguir los retos que más nos ahogan son los que más placer nos provocan. Por lo tanto queremos ver que la relación es continuo desafío. Pero conmigo ves tranquilidad y salen dos vertientes, la de ver y decidir si tu apuesta por mí la retiras o la de luchar porque has visto en mí el hombre de tu vida. En las dos se pasa mal. Mejor dicho, en las dos se quiere pasar mal. Escucha, seguramente no sea el chico de tu vida, pero nos atraemos, nos entendemos, nos valoramos. Es difícil encontrar personas como tú en este mundo. Punto. Vale, y ¿por qué forzar las cosas a velocidades a las que no queremos ir? Que ponga un límite de 110 no significa que tengamos que ir a esa velocidad. No nos obliguemos a hacer lo que los demás nos venden solo porque creamos que es lo que queremos. Y escucha…a 70 se aprecia mejor el paisaje.


0 comentarios: